Hay aceites de oliva en muchas partes del mundo, pero como el aceite de oliva español, ninguno. Este es uno de los aceites más reconocidos a nivel internacional, por su calidad y sabor, conseguidos especialmente por las condiciones climáticas y los terrenos españoles.
El terreno en el que se produce el aceite de oliva español
España es el país con más producción de aceite de oliva del mundo. Dedica 2,6 millones de hectáreas a los olivares y produce un poco menos del 50% del aceite a nivel global. ¿Sabes por qué?
Para que los olivos nazcan, se desarrollen y den fruto, necesitan ciertas condiciones climáticas. No todas las variedades sobreviven a todos los climas y por eso no todas pueden existir en cualquier parte del mundo.
Gracias a la gran diversidad de climas, microclimas y terrenos de calidad que caracterizan a España, hay una enorme variedad de olivos; y cada una de estas variedades produce aceitunas que se diferencian en textura, aroma y sabor. Por eso el aceite de oliva español sobresale entre otros países productores, porque gracias a las distintas combinaciones que se pueden hacer con las diferentes variedades, se consiguen los aceites de mayor prestigio. Entre ellos se encuentra el AOVE Carbonell.
Calidad garantizada, salud garantizada
Está claro que el territorio español es el ideal para el cultivo del olivo. Pero, además de la calidad del terreno, es fundamental que el proceso de producción sea sumamente respetuoso con las aceitunas y el aceite. Por eso, el aceite de oliva español necesita ser virgen extra para que la calidad esté garantizada.
El aceite de oliva virgen extra es conocido como oro líquido porque, además de tener unas cualidades organolépticas buenísimas, aporta grandes beneficios a la salud. Como en España la dieta mediterránea es la que prima, el aceite que se produce necesita ser de máxima calidad y aportar todos los nutrientes que le corresponden. Así, el aceite español se preocupa por ser virgen extra, y ofrecer una salud de oro a sus consumidores.
Por eso el aceite de oliva español, como el Carbonell, tiene tanta fama. Al consumirlo, es fácil comprobar que se trata de un aceite calibrado en sabor y aroma gracias a la precisa mezcla entre las diversas variedades del territorio. Tomar aceite español es tomar calidad y salud.